Vengo contigo, te echo de menos.
Camino despacio, intentando retardar el momento en que cruce por esa puerta y me de cuenta de que tu no estás. Aquí los días, las mañanas más bien, pasan tranquilamente. En el instituto todo es normalidad, las clases aburridas y los compañeros divertidos, pero el peor momento es el que llego a casa. Las tardes y las noches son infiernos. Allí donde miro está tu rostro, tus fotos, tus canciones... no puedo quitarte de ningún sitio. Ni quiero. Pero duele, no puedo seguir adelante. No entiendo como el mundo es tan traicionero, como pudo llevarte tan lejos. Arrebatarte tu vida y arrebatarte de las nuestras. Un vacío intensamente grande me recuerda día a día que no volverás. Que no es como una de esas peleas de amigos que sabes que cuando llorarás estará allí. Tu no. Tu no vas a estar porque no puedes volver. Pero sigues estando conmigo, aunque esté sola, aunque no tenga a nadie. Aunque llore, aunque deje de comer, aunque tiemble, aunque no quiera salir. Sé que no te gusta. Pero no tengo fuerzas para seguir sin ti, solo puedo usar mis fuerzas llorándote, creyendo que aún puedes volver. De verdad, ¿porque tuviste que marcharte tu? Te echo de menos. Te necesito. Esto es lo peor, esta vida me está doblando la espalda, cada día es como un golpe más. Me siento muy vieja con solo 16 años. Quiero que todo esto termine algún día, poder juntarme contigo, aunque sabes que yo nunca he creído en la vida después de la muerte ni nada por el estilo, pero ojalá fuera cierto y pudiéramos vivir juntos otra vez. Te quiero, ¿lo sabes? Joder, te necesito tanto que no puedo respirar sin tus impulsos. Espero que puedas estar cuidándome como has echo siempre, porque sin que tu me cuides cuando enfermo, me abraces cuando lloro, me cures cuando caigo, no puedo seguir mis pasos. Ando con miedo a caer y no encontrar tus brazos, aunque más bien caí cuando te fuiste y no he vuelto a levantarme nunca. Son inútiles los intentos de todos los que me rodean por que siga adelante, porque yo estoy mejor aquí, contigo. Abrázame otra vez. Puedo sentirlo. Vengo contigo.
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